- Por Manuel Martorell*
Al ver las manifestaciones que se están desarrollando contra la ofensiva israelí, da la impresión de que se está identificando a Hamás con la causa palestina, cuando, desde hace dos décadas, existe un enfrentamiento abierto entre este grupo islamista y el Gobierno de Mahmud Abás en Cisjordania, tal y como acaba de recordar, en plena crisis bélica, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Las diferencias entre ambos son de calado y no sólo numéricas (5.800 km2 y tres millones de habitantes en Cisjordania, frente a los 365 km2 y dos millones de Gaza). El radicalismo integrista de Hamás ha generado numerosas denuncias por violación de los derechos humanos, como torturas y aniquilación de opositores, matrimonios forzados de niñas o ausencia de libertad cultural. Pero, sobre todo, las diferencias entre Mahmud Abás y Hamás estriban en la fórmula para resolver el problema palestino: el primero reconoce la existencia de dos Estados, y Hamás propugna destruir Israel, la misma posición que la República Islámica de Irán y todos los grupos proiraníes de Oriente Medio.
Es cierto que Hamás, siendo de obediencia suní, ha chocado en estos últimos años con el régimen chií de Teherán, en concreto al respaldar en la guerra siria a la oposición islamista frente al Gobierno de Damasco, pero, a partir de 2017, las relaciones se han ido restableciendo hasta formar lo que hoy se denomina el «eje de la Resistencia», integrado, bajo la batuta de Irán, por el Hezbolá libanés, la Yihad Islámica, Hamás y los Guardianes de la Revolución iraníes, cuya División Al Quds (Jerusalén) diseña la estrategia contra la «entidad sionista», eufemismo con el que denominan al Estado hebreo.
Ninguno de esos grupos niega el apoyo o la ayuda iraní y tampoco es un secreto que Irán les ha suministrado grandes cantidades de armamento y dinero durante años. Recuérdese que en el 2002 fue interceptado un barco que se dirigía a la Franja de Gaza con 50 toneladas de armas modernas, incluidas lanzaderas Katyusha, morteros, misiles antitanque y rifles de precisión. El ayatolá Jamenei, máxima autoridad iraní, ha reconocido públicamente esos suministros, igual que lo ha hecho Mahmud Zahar, cofundador de Hamás, quien concretó haber recibido 22 millones de dólares cuando la citada División Al Quds era dirigida por Qasem Suleimani.
La coordinación en el «eje de la Resistencia» se ha intensificado en los últimos meses, cobrando especial importancia los encuentros celebrados en Beirut, capital del Líbano, el pasado mes de abril, con la participación de Nasralah, líder de Hezbolah, Ismael Haniyeh, de la dirección de Hamás, e Ismael Ghani, sucesor de Suleimani al frente de la División Al Quds tras su asesinato a comienzos de 2020. De acuerdo con el periódico L’Orient le Jour, uno de los más prestigiosos del Líbano, estos grupos, más la Yihad Islámica, se habrían vuelto a reunir recientemente para concretar una acción común contra Israel. Otros factores señalan igualmente a una intervención directa de Irán. La estrategia de la República Islámica necesita reactivar el conflicto con el “pequeño Satán” para hacer fracasar los Acuerdos de Abraham, firmados hace tres años para normalizar las relaciones entre Israel y el mundo árabe. Hasta ahora, los habían respaldado los Emiratos, Bahrein y Marruecos, pero, últimamente, los estaba negociando Arabia Saudí, un hecho que debilita considerablemente la posición de fuerza que Irán ha alcanzado gracias a su alianza con Rusia en las guerras de Siria y Ucrania.
Además, Irán tiene cuentas pendientes con Israel: el asesinato de dos máximos jefes de la División Al Quds, el continuo bombardeo de sus unidades en Siria e Irak y, sobre todo, la destrucción de instalaciones para fabricar unos drones que han demostrado su eficacia bombardeando ciudades ucranianas. También ha podido influir que tanto el régimen iraní como Hezbolá están convencidos de que la profunda crisis política vivida por Israel este verano no es más que una clara prueba de su debilidad, de una progresiva desintegración del Estado hebreo que culminará necesariamente en su total desaparición.
No se entiende, por otro lado, que, si Hamás intentaba defender a la población de Gaza del inhumano bloqueo israelí, lanzara semejante ataque, con cientos de civiles asesinados a sangre fría o secuestrados, incluidas mujeres y niños, a sabiendas de que la respuesta iba a ser extremadamente dura, con unas dramáticas consecuencias más que predecibles. Está claro que el ataque no lo era en beneficio de la población de Gaza y mucho menos de esa solución aceptada por la generalidad que supone el reconocimiento de dos Estados. Habría que preguntarse, por lo tanto, si la acción de Hamas tiene que ver con la causa palestina o, más bien, responde a la estrategia internacional del régimen iraní.
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*Autor: Manuel Martorell es periodista y experto en política internacional y Oriente Próximo.
Columna publicada en Diario de Navarra el 17/10/2023: https://www.diariodenavarra.es/noticias/opinion/2023/10/17/el-factor-irani-crisis-gaza-585988-1064.html