La tasa subyacente, que excluye el precio de los alimentos frescos y la energía, se estabiliza en el 4,7%
La inflación se situó en julio en el 3,2%, según ha informado este jueves la Oficina de Estadísticas Laborales de EE UU. Se trata de dos décimas más de la que se había registrado el mes anterior. La vivienda representó más del 90% del aumento, seguida por los seguros de automóviles. La alimentación en restaurantes repuntó un 0,2%, mientras que la del hogar (la que se compra en el supermercado) lo hizo un 0,3%. De forma interanual, el precio de la energía ha caído un 12,5% y el de los alimentos aumentó un 4,9%.
La inflación subyacente, a la que presta especial atención la Reserva Federal (Fed, banco central estadounidense), subió un 0,2% en julio, igual que en junio. Los índices que aumentaron en julio incluyen vivienda, seguros de automóvil, educación y ocio. Sin embargo, otros indicadores como tarifas aéreas, coches y camiones usados, atención médica y comunicaciones disminuyeron el mes pasado.
La lectura del IPC de julio confirma aproximadamente las previsiones de los analistas, que esperaban un 3,3% en tasa anualizada, un leve aumento desde el 3% de junio. Los pronósticos de la inflación subyacente eran alentadores, con una previsión de subida idéntica a la registrada el mes anterior, un 0,2%, un 4,7% en tasa anualizada (4,8% en junio). Ambas medidas son las cifras de inflación consecutivas más bajas desde principios de 2021, lo que permite albergar esperanzas de que el aumento de los precios se esté moderando y acercando a los niveles prepandémicos tras alcanzar un máximo del 9,1% el verano pasado. Se trata, en cualquier caso de la menor subida mensual de los precios en dos años y servirá a los economistas de la Reserva Federal para determinar su política monetaria en la próxima reunión, en septiembre, tras 11 subidas de los tipos de interés desde marzo de 2022. La incógnita es si mantendrá los tipos sin cambios o si, al contrario, anunciará una nueva subida, probablemente la última del año.
Datos como la subida del precio del gas añaden un elemento de incertidumbre ante posibles nuevas presiones sobre los precios, y el dólar perdía terreno a comienzos de la sesión bursátil frente a las principales divisas. Pero tras conocerse el IPC de julio los futuros de los índices bursátiles ampliaron sus ganancias, al avivarse la confianza de que la Fed ponga fin a su agresivo ciclo de subidas de tipos, que ha situado el precio del dinero en el 5,5%. Los operadores de swaps dan un 40% de probabilidades a una nueva subida de tipos de un cuarto de punto este año, pero para finales de 2024 prevén recortes del precio del dinero por encima de los 125 puntos básicos.
Según Fawad Razaqzada, analista de mercado de City Index y Forex.com, aunque la inflación supere las expectativas, es probable que la Reserva Federal considere que su política es lo suficientemente restrictiva, ya que el sector manufacturero atraviesa dificultades y el mercado laboral muestra ya signos de debilitamiento. Eso significa que un “pequeño golpe”, el leve repunte del IPC en julio, no importaría demasiado, según el experto, citado por la agencia Bloomberg. “Los inversores estarán buscando señales de que la fortaleza del consumo y el sentimiento [de confianza] del consumidor siguen siendo positivos, lo suficiente como para no aumentar los riesgos de una nueva subida de tipos de la Fed, pero no demasiado deprimentes como para hacer saltar las alarmas de la recesión”.
La previsión de recesión que un actor tan importante como el Bank of America abandonó la semana pasada en favor de un escenario de aterrizaje suave, el primer gran banco de Wall Street que da marcha atrás en el pronóstico. Hasta ahora, sus economistas preveían una recesión suave en la primera mitad de 2024. Con un crecimiento económico de más del 2% de media anualizada en los dos primeros trimestres del año, la economía de EE UU sigue pisando fuerte y la Fed de Atlanta prevé incluso un 3,9% anualizado de PIB en el tercero. Con la tasa de desempleo en el 3,5%, la más baja en medio siglo, los economistas de la Fed aplaudieron la primera señal de enfriamiento del mercado laboral en el segundo trimestre, la de los costes laborales.